NAF: Una experiencia que trasciende el crecimiento profesional. Relatos desde un municipio de Santander

Por: Juan Camilo Rivero Gil

Programa de Contaduría Pública, Facultad de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables, Universidad Libre, Campus Majavita, Socorro, Colombia

Cuando inicié mis estudios, hace poco más de cuatro años, imaginaba al Contador Público como aquella persona sentada en una oficina, frente a un computador, registrando transacciones, generando informes y apoyando en la toma de decisiones de las empresas. Ya casi finalizando mis estudios para obtener el título de contador, se me presentó la oportunidad de realizar prácticas en el Núcleo de Apoyo Contable y Fiscal (NAF) de mi Universidad Libre, en el municipio del Socorro. Es una experiencia en donde más que adquirir conocimientos y destrezas acerca de la normatividad fiscal y de herramientas, me permitió conocer las “dos caras de la moneda», el contribuyente y la DIAN. 

En cuanto a procesos ante la DIAN, se me capacitó para realizar un adecuado acompañamiento y orientación a los contribuyentes en trámites y servicios basados en el uso de sus plataformas. Con esto logré tener un mejor conocimiento y manejo acerca de los impuestos ampliando mis perspectivas. Ahora bien, ¿cómo trasladar todo el aprendizaje adquirido hacia los contribuyentes? Recuerdo con agrado el plan canguro en donde tuve la oportunidad de brindar orientación en el kiosco de autogestión ubicado en la oficina principal de Bucaramanga. También, participé innumerables días, semanas y meses brindando asesoría en el punto NAF-Universidad Libre en el Socorro. Sin embargo, la labor no terminó allí. Visité a muchos comerciantes ubicados no solo en el municipio del Socorro, sino de mi natal Oiba y de Suaita en el contexto rural y urbano. Algo que me marco fue la oportunidad de interactuar en la formalización de las Juntas de Acción Comunal donde aplique mis aprendizajes y con éxito se cumplió el objetivo propuesto. En mi proceso atendí a más 100 personas en estos escenarios. Cómo es lógica, buscaba en estas salidas fomentar una mayor cultura tributaria. Es allí en donde aparece la otra cara de la moneda, el contribuyente.

 ¿Cómo explicarle al contribuyente “que no soy su enemigo» sino que por el contrario soy una persona que lo que busca es apoyarlo? ¿Cómo responder a sus miradas de preocupación? ¿Cómo expresarme? ¿Cómo explicar de una forma que me haga entender correctamente?  Todo se resume en un trato humanizado. Es algo que se forma desde el hogar, en el colegio, la universidad, pero, se vive cuando se es capaz de ayudar, de contribuir, de apoyar, de dar lo mejor de sí mismo. Diversas situaciones han impactado profundamente en mí para comprender, que el NAF es mucho más que una experiencia profesional, el NAF tiene el potencial sacar lo mejor de sí mismo para como Contador Público, ponerlo al servicio de los demás. 

Durante este proceso se logró identificar en distintos escenarios el desconocimiento de los contribuyentes sobre los variados alivios tributarios ofrecidos por el estado, con base en esto se dio origen al proyecto denominado “Impacto a los microempresarios con estrategias de divulgación frente a los beneficios e incentivos tributarios y su efecto financiero», donde se identificaron los que se encuentran vigentes emitidos desde el 2019, y por medio de casos reales, producto de la práctica realizada en NAF, se estimó el efecto financiero que genera la aplicación de cada uno. 

Como resultado se encontró que el gobierno nacional ha emitido diferentes tipos de beneficios e incentivos tributarios en busca de favorecer a grupos vulnerables, creación de nuevos empleos, apoyo a la educación, al sector agropecuario, comercial e industrial en el marco de su lucha contra la evasión y la elusión fiscal. El efecto estimado por la aplicación de los diferentes beneficios se ve reflejado principalmente en el valor a pagar por concepto de renta, además de impulsar la formalización de las empresas, la generación de un sistema económico más sólido y el acceso a créditos tributarios.

Mediante el desarrollo del proyecto transversal a mi práctica en NAF se ha logrado generar cultura tributaria, formalización empresarial, contribuyendo al cumplimiento de obligaciones fiscales dado que los microempresarios se han visto favorecidos financieramente por la reducción de la carga impositiva y ya no es vista la responsabilidad fiscal como una carga sino como una oportunidad reinversión y crecimiento empresarial.

Uno de los grandes alcances que ha tenido el proyecto ha sido el acercamiento a instituciones como la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), FENALCO Sur de Santander y Cámara de Comercio Socorro, mismas con las que se han generado alianzas con el fin de seguir el proceso de formación para aportar en la región mediante diferentes congresos, charlas, capacitaciones y jornadas de actualización dirigidas a los contribuyentes en general, lo que ha permitido extender el servicio de NAF a otros municipios tanto población rural como urbana, fomentando así la creación de cultura tributaria.

Además del impacto logrado en la región he fortalecido mi formación profesional por medio del reconocimiento otorgado en la universidad debido a la destacada representación y participación en el XVII encuentro departamental de semilleros organizado por REDCOLSI NODO SANTANDER donde se expuso el proyecto a diferentes instituciones de educación técnica y superior. 

Finalizando este episodio en el que he crecido como persona y profesional, me queda como lección la importancia de seguir generando cultura tributaria, llegando a zonas rurales y apartadas con orientación, no únicamente con el objetivo de generar el recaudo de impuestos sino con la finalidad de lograr un fomento y organización empresarial. Es importante que los NAF continúen como aliados de las instituciones educativas para así cubrir la mayor población posible con capacitación fiscal y cambiar la idea de que la DIAN es el enemigo.

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